
Educar el carácter implica mucho más que transmitir conocimientos o habilidades técnicas. Es ayudar a cada estudiante a crecer como persona, a desarrollar virtudes como la generosidad, la justicia, la honestidad y la perseverancia. En otras palabras, formar no solo lo que saben hacer, sino en quiénes están llamados a ser.
Este enfoque se puede comprender a través de tres niveles fundamentales:
- Bienestar: el punto de partida
Una persona no puede desarrollarse plenamente si no se siente segura, acompañada y emocionalmente estable. El bienestar físico, psicológico y social es la base. Dormir bien, sentirse parte de un grupo, contar con adultos confiables y vivir en un entorno saludable son condiciones necesarias para que cualquier proceso educativo sea significativo. - Integridad: el corazón del carácter
Este es el nivel donde entran en juego las virtudes. A través de la repetición de buenos hábitos, los estudiantes van construyendo disposiciones internas que los inclinan al bien. No se trata de imponer normas, sino de formar la voluntad y el juicio moral. Preguntarse no solo qué sé hacer, sino cómo soy y cómo trato a los demás. - Identidad: descubrir quién soy
El nivel más profundo de la formación del carácter responde a la pregunta: ¿quién soy yo? La escuela debe ser un lugar donde los estudiantes tengan espacio para tomar decisiones, equivocarse, aprender, reflexionar y crecer en autonomía. Formar el carácter es, en última instancia, ayudar a cada persona a convertirse en la mejor versión de sí misma.
Carácter y tecnología: una formación urgente
La era digital ha traído consigo nuevas posibilidades, pero también grandes desafíos. La inmediatez, la sobre información, las redes sociales y la inteligencia artificial exigen más que nunca personas con pensamiento crítico, dominio de sí mismas y capacidad de discernimiento.
En este contexto, formar el carácter no es un lujo: es una necesidad.
Los estudiantes de hoy tendrán acceso a más información que nunca, pero lo que hará la diferencia será su capacidad de usar esa información con sentido ético y con responsabilidad. Y eso no se aprende en un tutorial, se forma con el ejemplo, el diálogo, el tiempo, la coherencia y el acompañamiento.